Emile Henry ha sacado una quesera cerámica preciosa y pensada para traernos muchas alegrías en la mesa. Lo llaman Cheese Baker, y aparte de poder guardar en él los quesos tipo brie o camembert una vez los has abierto, lo que resulta realmente gratificante es aprovecharlo para cocinar tus quesos. Sí, cocinarlos, de forma que obtienes unos quesos derritidos y condimentados deliciosos y en el punto perfecto para dipear o disfrutarlos con un poco de pan.
En el Cheese Baker puedes hornear todo tipo de quesos, desde blandos a semi duros, tanto en el horno como el microondas.
Como opción rápida, puedes hacer un aperitivo de lo más rápido derritiendo el queso en el Cheese Baker para servirlo al momento y mojar pan o dipear con unos bastoncitos o fruta cruda.
Pero cuando quieres preparar un aperitivo un poco más elaborado (y tampoco es que hablemos de hacer grandes peripecias), podemos aromatizar el queso haciendo uso de vegetales, ajo, aceites aromatizados, especias, frutos secos... Y también acompañar el queso de tostadas de panes espaciales, frutas o verduras asadas a la plancha o al grill, tiras de focaccia de aceitunas tostada... Las posibilidades realmente son infinitas.
Hoy, para empezar a inspirarte y a sacar todo el partido al Cheese Baker, te traigo tres recetas que puedes hacer con él, un camembert con nueces y miel, una variación dulce de esta primera receta que creo te encantará y finalmente unas bolas de mozzarela marinadas y hechas en el cheese baker que resulta ideal para untar con pan. ¡Espero que las disfrutes!
¡NOTA! Puedes hacer una variación de la anterior receta de la siguiente forma:
Reemplaza la miel con 2 cucharadas de jarabe de arce, 2 cucharadas
azúcar moreno y 1⁄2 cucharada de canela.
Después de marcar la parte superior del queso, rocía con el aceite por encima y espolvorea con la pimienta molida. Coloca la tapa en el Cheese Baker y hornea hasta que esté blando, durante unos 15-20 minutos. Retirar del horno y dejar enfriar con la tapa durante unos 5 minutos.
Mientras el brie se enfría, calienta el jarabe de arce, junto con el azúcar moreno y la canela a fuego lento en una cacerola pequeña. Remueve hasta que el azúcar se haya disuelto y luego agrega las nueces.
Abre el Cheese Baker, coloca el sirope que has preparado sobre el queso y sirve.
Y si quieres acabar de disfrutar de este manjar de la forma más dulce, sirve con unas rodajas de manzana (rocíalas con jugo de limón para que no se afeen). Todo ello termina siendo una combinación absolutamente deliciosa.
Nota: Para un drenaje más rápido, corta las bolas de mozzarella por la mitad o en rodajas gruesas.
Recuerdo lo poco que me atraían los calamares en su tinta cuando era una jovenzuela y lo sorprendida que me quedé cuando me decidí a catarlos por primera vez. Me gustó tantísimo que juré y perjuré recuperar el tiempo perdido y cocinarlos y comerlos tan a menudo como me fuera posible. Afortunadamente este clásico de la cocina española es facilísimo de preparar y solo se necesitan un puñado de ingredientes básicos, así que es una receta al alcance de todos.